31 octubre 2008

Lo bueno, si breve, dos veces bueno..

Volvimos ya. Encantados de la vida porque somos personas de buen conformar. Rodeados de abuelitos con muchisima mas marcha que nosotros, para mi la quisiera, y aunque el tiempo no acompañó mucho al principio el sol salió para despedirse y nos hizo ver el horizonte de otra manera.

Soy de la opinión de que el hogar lo forman las personas que hay dentro, no sus paredes. Y puedo decir porque así lo he vivido que estando a gusto con la compañía lo mismo da palacios que chabolas.. lo verdadero está dentro de cada uno y eso jamás lo dará un ladrillo.. o alguien me dirá que no ha llorado alguna vez por dejar una casa... pero si pensamos un poco, es por abandonar esos muros o por lo que ha vivido en ellos?? y con quien lo ha vivido? no creo que el cemento y el hormigón le hayan llegado a hacer sentir tal pena.. aunque bueno, para gustos los colores..

Todo este rollo lo suelto con el fin de decir que el viaje ha sido enriquecedor en muchos sentidos y lo ha sido porque la compañía era de lo mejor. Necesitabamos como agua de mayo hacer este viaje. Un matrimonio pasa por muchas etapas y una de ellas, y quizás, no voy a decir conflictiva, pero casi, es el nacimiento de un hijo.

Un hijo, cuando es deseado, ese es nuestro caso, afianza muchisimo mas un amor de por si ya fuerte.. pero también, sin darte cuenta, puede llegar a absorber de una manera muy sutil pero intensa y es ahí cuando la pareja se resiente, de ahí la necesidad de un viaje, pequeño o grande, a la medida de cada cual... pero de pareja, de momentos, de necesidad, de intensidad.. de cogerse de la mano y parar el tiempo en ese instante para recordar cuando fue la ultima vez que se hizo ese mismo gesto...

En fin, hemos vuelto mas unidos si cabe.. y lo primero que hemos hecho a la vuelta ha sido ir a buscar a nuestro niño, porque claro, ser dos está bien.. de vez en cuando..

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