El día de mi boda fue.. sencillamente caótico. Por nada y por todo. Empezando porque me casé en el pueblo de mi marido por dar el gusto a mi suegra ya que según ella no podía venir hasta aquí con las piernas tan mal y en cambio mi abuelo con oxigeno y todo fue a verme a casar a 100 km de su casa.. en fin, el pasado, pasado está..
Nos casábamos un sábado a la una del mediodía. A los dos nos apetecía a esa hora porque no queríamos fiesta hasta las tantas, preferíamos irnos al hotel ya.. ( aquí no voy a entrar en detalles, ya somos todos mayorcitos :-) )
Así que el viernes por la mañana allá que me fui al pueblo de mi futuro. Esa noche dormí en casa de mi cuñada pero como quería mantener la sorpresa del vestido hice ir a toda la prole bien temprano hacia allá para arreglarme..
Esa noche no dormí nada, pero al día siguiente estaba radiante. Que cosas, la felicidad es la mejor crema antiarrugas..
En fin, me peinaron, arreglaron, vistieron, vino el fotógrafo y a las 12 salí hacia la iglesia. La iglesia me encantaba, es muy antigua y tengo una foto que estamos los dos de espaldas con el altar al fondo que es una maravilla. La boda fue todo un show, el cura que era sudamericano ( no tengo nada en contra, eh! vaya eso por delante..) era muy gracioso y a mi me dio por reír.. y en consecuencia, comenzaron a reír todos los invitados.. lo dicho, la boda fue un show.. pero me gustó. Yo que era contraria a toda esa fanfarria, al final pasé por el aro.
El banquete fue sencillo. Nada de lujos , no por nada, sino simplemente porque no se podía. Pero el ambiente era genial y todo el mundo lo pasó de maravilla. Incluso pasado el tiempo cuando hablabamos del tema la opinión era siempre la misma.. "estuvo todo muy bien". Acabada la fiesta y cansados los dos, llegamos a casa, nos duchamos, nos quitamos medio kilo de arroz de encima y nos cambiamos para ir al hotel. Allí empezaríamos nuestra nueva vida..
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