Ayer miraba a mi hijo jugar en su cuarto y pensaba que teniendo de todo, no le distrae nada.. aunque hoy en día suele pasarle a mas de uno.. se les da tanto.. y todo lo que quieren, que al final no tienen el mínimo aprecio por nada.. si, le hacen caso durante uno o dos días al objeto en cuestión, pero una vez pasado ese "limite" el susodicho acaba tirado en un cajón cualquiera.
Recuerdo mi decimotercero cumpleaños. Llevaba muchisimo tiempo pidiéndole a mi madre una maquina de escribir ( eran mi delirio) y la respuesta era siempre la misma.. " la tendrás para tu cumpleaños". Parecía que ese día nunca iba a llegar y cuando llegó no tuve el ansiado regalo. Me sentí tan frustrada y creía que aquel dolor no se me iba a ir nunca (bendita juventud!)
En esas navidades mi madre y mi tío, cuanto le quería, decidieron que todos los regalos irían dentro de un saco gigante, lo recuerdo como si fuera ahora.. y que seria yo la encargada de darlos por haberme sobrepuesto tan bien de aquella pena que anidaba en mi corazón rodeada de teclas y tinta .
Abrieron el saco y empezaron a repartir los regalos. Todos tuvieron lo que habían pedido. Yo esperaba ansiosa el mio sin saber que seria porque ya me daba todo igual. Hasta que llegaron al fondo y ahí quedaba un paquete. Era enorme.. y a mi me cayeron unas lágrimas tan grandes como él.. porque sabia que ahí no podía estar mi regalo.
Mi madre me dijo " ese debe ser mi regalo, este año me he regalado una maquina de coser eléctrica y ... porque no lo abres tú?" así que ahí estaba yo, abriendo el regalo de mi madre y llorando sin parar.. hasta que después de desembalar algunas cuantas cajas ahí estaba!!! mi olivetti, blanca y negra, con todas sus teclas, nueva y reluciente!!
ahí si que no pude parar de llorar!! pero de alegría.. cada vez que recuerdo ese día me emociono porque fue un regalo tan deseado y esperado.. en ese momento empezó mi amor por la escritura.
Llegarán algún día nuestros hijos a sentir algo así?
No hay comentarios:
Publicar un comentario